Una de las mejores formas de conocer a la gente de la ciudad es adentrándote en sus mercados tradicionales. Te contamos cuáles son nuestros favoritos en la capital de la costa del sol.
Uno de los 10 mejores mercados del mundo según “The Guardian”. Con una impresionante arquitectura neomudéjar, este mercado de abastos es un punto de encuentro para los habitantes de la Costa del Sol. En él encontrarás toda clase de productos frescos.
Al visitarlo te sumergirás de pleno en la cotidianidad malagueña. Es uno de los mercados de Málaga más importantes. Pasea entre sus puestos para encontrar una amplia variedad de productos frescos y para disfrutar de la amabilidad de los tenderos.
Especias típicas, las mejores sardinas frescas o las carnes más jugosas. En este mercado, que abrió sus puertas en 1953, te encontrarás con más de 180 comerciantes dispuestos a ofrecerte productos de calidad.
Situado en una zona de tradición marinera. Alimentación, floristerías, aceites, frutas y verduras, vinoteca… El Mercado de El Palo de Málaga es un auténtico paraíso gastronómico. Déjate aconsejar por sus comerciantes para disfrutar de los mejores productos.
Como buen mercado de ciudad marinera, Carranque ofrece una amplia selección de pescados frescos del día. Sus tenderos son especialistas del mar y estarán encantados de asesorarte con simpatía.
Este mercado destaca, además de por sus productos, por su increíble arquitectura. El mercado se aloja en un edificio de estilo árabe, en el que destacan sus portadas con decoración exótica. Como curiosidad, debes saber que este mercado protagoniza una de las escenas de la película Lost Command
El rastro de Málaga se celebra cada domingo, de 9.00h a 14.00h. Tiene más de 250 puestos de antigüedades y productos de segunda mano. Carteles de cine, ropa vintage, artesanía, muebles… Date un paseo y descubre sus reliquias.
Es uno de los mejores mercados de Málaga para comprar pescado. Piérdete entre sus pasillos y disfruta del aroma de sus productos. Está situado en el barrio del Perchel. Se llama así porque antiguamente los comerciantes utilizaban perchas para secar el pescado.