Es el pulmón de la capital alemana. En su día servía como centro de reuniones frente a las tropas del ejército de Prusia y fue utilizado como zona de caza. Hoy es un espacio recreativo y destaca por poseer un espacio nudista abierto al público en verano. En su interior se encuentran el Monumento nacional a Bismarck o la Columna de la Victoria.
Uno de los mejores destinos para descansar del ajetreo de la ciudad. En su entorno es común encontrarse con un montón de runners y con familias que buscan pasar el día en la naturaleza. En verano se convierte en la sede de barbacoas y sesiones de cine al aire libre.
Este parque se sitúa en la Isla de los Museos y es, sin duda, un lugar perfecto para el descanso del turista. Fue en su origen un campo para la plantación de patatas, hasta que el Gran Príncipe Elector decidió convertirlo en su “jardín del placer”. Hoy su césped invita a tomar el sol.
Lo que en otro tiempo fue un aeropuerto, hoy es destino de tumbonas, sombrillas y toallas. Este parque incluye una zona de seis kilómetros para bicis, patines y footing, dos hectáreas y media para barbacoas y unas cuatro hectáreas para pasear a los perros, así como una zona gigantesca para picnics.
Se trata de un espacio natural protegido y recibe su nombre del gran investigador de la naturaleza Alexander von Humboldt. Alojaba una torre antiaérea y un búnker después de la guerra. De sus escombros surgieron un tobogán, una piscina pública y un mirador. El parque Humboldthain es también conocido por ser la “casa” de más de 250 tipos de murciélagos durante el invierno.
Con 43 hectáreas y más de 20.000 clases de plantas es el tercer jardín botánico más grande del mundo. Un lugar mágico para disfrutar de las maravillas de la naturaleza en un ambiente relajado. Con frecuencia organizan actividades temáticas que merece la pena visitar.
